Suelo de terracota sin tratamiento |
PROPIEDADES Y CARACTERÍSTICAS DE LOS SUELOS DE TERRACOTA
Origen y composición
La Terracota tal como se nos permite adivinar a través de la propia composición de la palabra tiene su origen en el italiano "terra cotta", que no es otra cosa que tierra cocida. Es, sin embargo, en el Al-Andalus, antigua zona de la península Ibérica ocupada por árabes y musulmanes, quien da a luz en el siglo XIII a esta peculiar técnica de embaldosado. Esta tierra cocida es en su origen barro, por más señas arcilla, modelada y endurecida mediante cocción para obtener un pavimento de aspecto rústico con una amplia gama de colores que van de los muy rojizos que deslizan hacia asalmonados para acabar en amarillos flameados muy próximos a tonos pajizos de aspecto deslavazado y poco sólidos. Sus riquísimas y abundantes tonalidades ya presentes en las cualidades intrínsecas de las arcillas empleadas se acrecientan en forma exponencial mediante los procedimientos de cocción a los que son sometidos para su endurecimiento y posterior uso.
Suelos de terracota con tratamiento aplicado |
Cualidades y fabricación
Una de las características más destacables de la terracota una vez dispuesta para su colocación sería, como ya ha quedado apuntado, su color, con apariencia térrea, haciendo honor a su procedencia, colores poco o nada homogéneos, texturizados de forma muy irregular debido al proceso artesanal de su fabricación, aristas poco perfiladas y definidas lo que otorga al producto un aspecto marcadamente rústico y obliga a una colocación a junta gruesa para mitigar en buena parte estas irregularidades. Otro de los aspectos a tener muy en cuenta sería su alta absorción y natural tendencia a la capilaridad frente a cualquier líquido debido en buena parte a la ausencia de esmaltados o vidriados de su cara vista, lo que hace, si no, necesario, sí, al menos recomendable el tratamiento de la superficie mediante selladores que le aporten cualidades hidrófugas, o el engobado de esta mediante un revoque de arcilla o pasta clara alcanzando parecidos resultados con el añadido de alterar de forma visible, y en ocasiones artísticamente, los colores naturales de la misma.
Una de las características más destacables de la terracota una vez dispuesta para su colocación sería, como ya ha quedado apuntado, su color, con apariencia térrea, haciendo honor a su procedencia, colores poco o nada homogéneos, texturizados de forma muy irregular debido al proceso artesanal de su fabricación, aristas poco perfiladas y definidas lo que otorga al producto un aspecto marcadamente rústico y obliga a una colocación a junta gruesa para mitigar en buena parte estas irregularidades. Otro de los aspectos a tener muy en cuenta sería su alta absorción y natural tendencia a la capilaridad frente a cualquier líquido debido en buena parte a la ausencia de esmaltados o vidriados de su cara vista, lo que hace, si no, necesario, sí, al menos recomendable el tratamiento de la superficie mediante selladores que le aporten cualidades hidrófugas, o el engobado de esta mediante un revoque de arcilla o pasta clara alcanzando parecidos resultados con el añadido de alterar de forma visible, y en ocasiones artísticamente, los colores naturales de la misma.
Existen, no obstante, métodos de fabricación industrial donde la terracota es tratada en un proceso de bicocción -dos cocciones- donde la segunda de estas busca precisamente fijar una cubierta vitrificada con composición diferente al resto de la baldosa y obtener así una superficie más protegida y menos porosa.
En función de su moldeado pueden ser extrudidas si tienen forma de estrías paralelas longitudinales, más o menos pronunciadas, conservando la baldosa la misma sección; o prensadas en seco donde se distribuyen sin dirección preferente y consiste en puntos o líneas ordenados en forma de cuadrícula, panal u otro diseño, incluso decorativo. En ocasiones imita el estriado de las baldosas extrudidas.