LAS CEJAS O PESTAÑAS COMO ANOMALÍA ESTRUCTURAL DEL MÁRMOL Y EL TERRAZO
PROFESIONAL
Vista en detalle del hundimiento de una pieza de terrazo dando lugar a una pestaña |
QUÉ ES UNA CEJA O PESTAÑA
Cómo reconocerlas.
Los términos de pestaña o ceja, ambos equivalentes, y de frecuente uso en ámbitos profesionales, se aplican indistintamente a las disrupciones que se originan en las planimetrías de los solados como consecuencia del hundimiento, total o parcial, de una o varias de las piezas que segmentan el continuo de su plano, provocando en el trazado de las juntas, una indeseada asimetría de cresta escalonada. En ocasiones observables a simple vista y en otras solo perceptibles al escrutinio del tacto como única forma de poder apreciar la irregularidad de sus saledizos, pudiendo alcanzar, estas depresiones del plano, magnitudes de hundimiento que van, desde, unas invisibles micras, a evidentes milímetros. Convertidas a la postre estas deficiencias de nivel en uno de los aspectos que más alteran la coherencia superficial de los pavimentos y uno de los principales escollos estéticos donde se malogra de forma más grosera la integridad estructural de los mismos.
ALGUNAS DE SUS PRINCIPALES CAUSAS
Debidas a su colocación.
Las derivadas de los trabajos propios de remate que se llevan acabo en la obra nueva, o en las reformas puntuales de la misma naturaleza para el solado de los forjados de planta, sobre los cuales, una vez, concluida su ejecución y respetando los tiempos indicados de fraguado, se precisará de un rectificado de la superficie -esto último, únicamente para suelos de terrazo y mármol-. Independientemente de lo concienzuda que pueda haber estado su colocación, subordinada esta a la pericia del colocador en cuestión, producirá un número mayor o menor de irregularidades en función de la técnica y destreza empleadas en su realización. El reequilibrado de la solería se llevará a término con pulidoras murales provistas de plato giratorio refrigerado por agua, equipadas con segmentos abrasivos que seran las encargadas de establecer, en última instancia, la correcta planitud de la superficie.
Por el asentamiento natural de la construcción.
Estos procesos de reasentamiento físico-mecánico de las construcciones pueden oscilar en el tiempo entorno a uno o dos lustros, dependiendo de variables tan diversas, como: la naturaleza de los terrenos, las temperaturas, la correcta cimentación, la calidad de sus forjados, etc. Todo ello, y en no pocas ocasiones, repercute de forma directa sobre el comportamiento estructural de los suelos, llegando en determinadas circunstancias a producir la quiebra de sus juntas como modo de liberar la tensión dilatadora que se produce entre sus piezas, generando áreas con tramos de juntas abiertas que posteriormente acabaran desarticulando el relieve de las superficies afectadas y dando lugar a las mencionadas cejas o pestañas.
Debilitamiento del material de anclaje.
En otras ocasiones, y como resultado de una distribución irregular de los materiales utilizados para fijar las piezas del pavimento, puede llegar a producirse con el paso del tiempo una retracción de las propiedades de sujeción en sus componentes, alterando el equilibrio de las zonas de contacto entre la base de la baldosa y el material cohesivo, produciendo un pandeo que disloque el correcto ensamblaje entre piezas ocasionando aparte del propio desequilibrio de la pieza -asunto este que requiere un especial tratamiento-, el reposicionamiento de las contiguas, favoreciendo de este modo la posibilidad de romper la rasante con el resto del embaldosado y por lo mismo generando la inestabilidad necesaria para formar pestañas.
Pulidora mural operando en trabajos de descejado y rebajado de superficies |
CÓMO CORREGIR SUS CONSECUENCIAS
Descejado de superficies.
Como ya a quedado oportunamente señalado unas líneas más arriba, el modo de atajar con las suficientes garantías de éxito cualquier operación encaminada a contrarestar los efectos producidos por cejas o pestañas en pavimentos de mármol o terrazo, pasa necesariamente por el empleo de una pulidora de rebaje provista al efecto con abrasivos de baja granulometría, capaces de descejar por desbaste todas los rebordes de pestaña hasta lograr la perfecta planitud de la superficie, esta intervención requerirá la utilización de segmentos abrasivos de grano (60).
En otras ocasiones, debido a lo acentuado de los salientes en el perfil producido por la pestaña, deberán atacarse primero sus relieves con una radial, al propósito de minimizar el desnivel existente, y evitando así, en lo posible, los desportillados que pudieran originarse entre piezas adyacentes durante el uso de la pulidora mural. Posteriormente y al objeto de matizar los posibles estragos causados por esta intervención, como rayaduras y asperezas, se procederá a un afinado progresivo de la superficie hasta alcanzar el nivel óptimo para su correcto abrillantado. Los inconvenientes asociados a un suelo erizado de pestañas pueden extrapolarse a cualquier otra de las intervenciones que deseen realizarse sobre la solería, desde un simple abrillantado, a un pulido fino con segmentos de resina, pudiendo quedar ambas maniobras comprometidas por el efecto de un deficiente planeo sobre la superficie de la máquina rotativa encargada de estas operaciones. Podemos por tanto afirmar que el perfecto enrasado de la superficie a tratar es buena parte de la clave sobre la que descansa el éxito futuro de cualquiera de las intervenciones posteriores que puedan llevarse acabo para el tratamiento de estos suelos.